La versión más antigua de la parábola del grano de mostaza nos ha llegado, probablemente, a través del evangelio de Marcos. Será en la versión de este evangelista donde nos detendremos a contemplar la palabras de Jesús. La encontramos en el capítulo 4 de su evangelio, capítulo en el que hallamos una concentración de la mayoría de parábolas de este evangelio.
Marcos 4:30-32 Decía también: — «¿Con qué compararemos el reino de Dios? ¿Con qué parábola lo explicaremos? Con una semilla de mostaza: cuando se siembra en tierra es la más pequeña de las semillas; después de sembrada crece y se hace más alta que las demás hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar a su sombra.» BNPÉsta parábola, junto con otras muchas, no acaba con una aplicación interpretativa. El evangelista narra las palabras de Jesús sin aclaración posterior, sin explicación del sentido ni por parte del narrador ni por parte del personaje principal. «Jesús deja al oyente sacar la conclusión de la parábola» Seguramente, como anota Joaquín Jeremias, esta forma de parábola, sin más, corresponde al Jesús histórico; la mayoría de sus parábolas serían así, no necesitaban de explicación o, mejor, su interpretación era abierta.
El ejemplo de planta que utiliza Jesús, para hablar del Reino de Dios, no destaca por su grandeza; no es una palmera, ni mucho menos un alto cedro del Líbano. Imágenes estas usadas con frecuencia en la Biblia Hebrea:
Salmo 92:13 «El justo florecerá como palmera, crecerá como cedro del Líbano» BNPNo son estos grandes árboles de los que se sirve Jesús para explicar cómo es el Reino de Dios. La semilla del arbusto de mostaza era la más pequeña conocida, imagen de los inicios humildes del Reino de Dios, predicado por Jesús. Pero, su desarrollo tampoco es portentoso; el tamaño y la forma de este arbusto no es precisamente sobresaliente. El aspecto que el evangelista quiere subrayar es otro, es la acogida de todos y de todas en este Reino de Dios, valiéndose de la imagen de los pájaros que anidan bajo su sombra. Como explicaría José A. Pagola en "Jesús, Aproximación Histórica": «El lenguaje de Jesús es desconcertante y sin precedentes. Todos esperaban la llegada de Dios como algo grande y poderoso...." pero, "...para Jesús, la verdadera metáfora del reino de Dios no es el cedro, que hace pensar en algo grandioso y poderoso, sino la mostaza, que sugiere algo débil, insignificante y pequeño ».
Ezequiel 17:22, 23 «Esto dice el Señor: Tomaré la copa de un cedro del cedro alto y encumbrado; cortaré un brote de la más alta de sus ramas y yo lo plantaré en un monte elevado y señero, lo plantaré en el monte encumbrado de Israel. Echará ramas, dará fruto y llegará a ser un cedro magnífico; anidarán en él todos los pájaros, a la sombra de su ramaje anidarán todas las aves.» BNP
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