"Si en Occidente Dios ya no puede ser experimentado como ‘muerto’, es debido a una ruptura y autoalienación internas que han caracterizado la mente occidental en su dedicación mentalmente simple a sólo la mitad de la vida: la exterior, objetiva y cuantitativa. La ‘muerte de Dios’ y la consecuente muerte del auténtico sentido moral, del respeto por la vida, por la humanidad, por los valores, expresa la muerte de una cualidad de vida interior subjetiva: una cualidad que en las religiones tradicionales era experimentada en términos de conciencia de Dios; no en la concentración en una idea o concepto de Dios, y menos aún, en una imagen de Dios, sino en una sensación de presencia, de un fundamento divino de realidad y significado partiendo de los cuales la vida y el amor pudieran florecer espontáneamente".
Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo. (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997.
Fuente: Acuarela
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